La realidad de la configuración de las familias en Puerto Rico

Por: Julio Álvarez
Red de Gobierno y Administración Pública

 

Uno de los retos que definen cuán capaz puede ser un líder o movimiento político para trabajar con los problemas de cualquier sociedad, es el de admitir y encarar la realidad. La configuración de las familias puertorriqueñas viene cambiando de forma radical desde hace bastante tiempo. En el artículo: «Nuevas Realidades de las Familias Puertorriqueñas», Ruth Nina Estrella reseña que ya para el censo del 2010 las familias nucleares (compuestas del padre, la madre y los hijos) se habían reducido a un 45%.

La misma autora sin embargo, en otro artículo de la revista Griot, volumen 11, núm. 1 del 2018, titulado: «¿Qué es una familia?» cita el libro de Maureen Baker, profesora de sociología de la Universidad de Oakland que dice que la familia se ha definido como una institución básica de la sociedad que se compone de dos adultos del sexo opuesto que comparten recursos económicos, intimidad sexual, vivienda, afectos, status social, reproducción y cuido de los hijos.»

El libro de José Toro Alfonso publicado en el 2014: «Familias Invisibilizadas» indica que para el 2010 en los Estados Unidos había 269 mil familias compuestas por parejas de hombres y un 14% de ellas tenían hijos viviendo con ellos.

Para el 2014, el 68 % de los nacimientos que tenían lugar en Puerto Rico eran fruto de parejas que no están casadas o que ni siquiera conviven, según el Registro Demográfico. Un reportaje de Noticel del 6 de febrero del 2015 indicó que en Puerto Rico hay 6,600 parejas del mismo sexo y 70% de ellas las componen mujeres. Un 15% de ellas tiene hijos menores de 18 años. Según el Instituto Desarrollo de la Juventud, para 2019 el 63.4% de los menores vivían con familias de padres o madres solteras.

Habiendo creado conciencia de estos datos, los cuestionamientos que se hicieran en mi artículo anterior: «La Familia como concepto inclusivo» persisten ahora con más fuerza. ¿Es realista definir la familia de la forma reductiva en que todavía muchos lo hacen, limitándola a un padre, una madre y unos hijos? ¿Es justo transmitir a los niños criados en familias monoparentales u homoparentales la idea de que no tienen familia? ¿Se puede trabajar eficazmente con un país y con un pueblo ignorando su realidad?

En el Movimiento Victoria Ciudadana reconocemos y respetamos la diversidad presente en la sociedad puertorriqueña y militamos activamente contra el discrimen y la exclusión, problemas más sensitivos cuando de la niñez se trata. ¿Por qué habría un niño de ser objeto de «bullyng» de sus compañeros de la Escuela  por pertenecer a una familia diferente? ¿O por qué habrían de negarse servicios de salud o de vivienda a familias que no se ajusten al modelo nuclear hetero- parental? 

Quien cree en gobernar para un solo sector religioso conservador o tradicional, reniega contundentemente de la democracia.

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