La crisis de la familia en Puerto Rico y la necesidad de una nueva política pública frente a la misma

Entre todas las sociedades humanas es la familia la original, la anterior en el tiempo y la más íntima. Con la familia principia la historia humana, de ella se alimenta, mediante ella se continúa hoy, y con ella acabará en el ocaso de su vida terrena. Julian Sanz del Río.

No ha de esperarse que ese basamento de la Sociedad General [la familia] haya sido siempre como es hoy, ni sea hoy cómo será mañana. Siendo órgano que forma parte de un conjunto, está sujeto al desarrollo del conjunto, y así ha sido y será él cada vez más complicado, cuanto más complicada también la actividad del organismo a cuya vida contribuye.
Eugenio María de Hostos


La familia en Puerto Rico vive una situación grave y decisiva que pone en peligro su integridad y función personal y social. Independientemente de épocas y culturas, la familia es esencial en la sobrevivencia y desarrollo de las sociedades y las personas que las integran porque es:

  • un organismo biológico-socioeconómico natural de parentesco, que garantiza la sobrevivencia, protección y el desarrollo de unos seres humanos menores o menos dotados por parte de mayores o mejor dotados.
  • una comunidad ética en la cual afectos y valores se conjugan para el cuido de unos y otros orientado a la sobrevivencia y desarrollo pleno de cada uno y la unidad familiar.
  • una comunidad de aprendizaje-desarrollo en la que se ponen los cimientos de la personalidad, de gustos, valores, visión de la vida, sociabilidad, sensibilidad, etc. que afectan el resto de nuestras vidas.
  • base de la organización social, principal espacio de socialización y aculturación. Reproduce los valores y costumbres de la sociedad y por ende del orden, la paz, la seguridad y el progreso social.
  • una organización que entraña relaciones de poder, de mando y obediencia, de juego de intereses.
  • una institución jurídica y social regulada por el derecho que impone a sus miembros deberes y derechos para el cumplimiento de las funciones anteriores.

La crisis de la familia tiene dos aspectos que debemos analizar de modo que estemos en condiciones de elaborar legislación y políticas gubernamentales para detener su deterioro y fortalecer su desarrollo como aspecto esencial de la reconstrucción del país al que aspira el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC).

Un primer aspecto es la recomposición y desintegración familiar. Con ello  me refiero al deterioro en las relaciones de cuido al interior de la familia y el maltrato a la mujer, la niñez  y envejecientes; de igual forma a la salida del país de miles de miembros de las familias (sobre todo jóvenes) o familias enteras; finalmente a la creciente falta de voluntad entre la juventud  de constituir familia. La grave crisis económica que vive ya por décadas nuestro país (alto desempleo, bajos sueldos, falta de oportunidades laborales y profesionales, aumento en la desigualdad social y los niveles de pobreza) tiene como consecuencia la falta de ingreso para tener acceso a bienes necesarios para satisfacer necesidades de alimentación y vivienda adecuada. Por otro lado, las políticas corruptas, el liderato ineficiente, las privatizaciones y la complicidad del gobierno de turno con la Junta de Control Fiscal dificultan el acceso y calidad a los servicios esenciales de salud, educación, seguridad y energía.

Frente a esta grave situación un futuro gobierno de alianza del país deberá tener como una de sus más altas prioridades de reconstrucción y buen gobierno del país el desarrollo de una propuesta  de crecimiento  económico, social y cultural-educativo, enmarcado en la protección y fortalecimiento de la familia. Pero la familia entendida en un nuevo sentido no patriarcal. Lo cual nos lleva al segundo aspecto de la «crisis familiar».

En términos generales, la tradición greco-romana y judeo-cristiana legó a occidente una concepción patriarcal y nuclear, de «lazos de sangre» de la familia:

  • está compuesta por una pareja  heterosexual y sus hijos e hijas, en la que cada miembro se le asignan diversos roles bien definidos.
  • supone al hombre más fuerte y apto para el trabajo y, por ende, para la sobrevivencia y la protección de la familia,
  • supone al hombre más dotado para el mando y dirección de la familia (racionalidad), es el jefe o «cabeza» de la familia, y a la mujer para administrar el cuido (afectivo) y mantener la casa.
  • la creación y mantenimiento de matrimonios se funda en normas o pautas religiosas.

En nuestra época, al menos en Occidente, ese concepto nuclear-patriarcal hace crisis; ya no es el hegemónico. Los grandes cambios sociales y culturales, sobre todo en el siglo XX, transformaron a la familia y la diversificaron en diferentes formas:

  • los desarrollos tanto en la ciencia como en las prácticas sociales (económicas, políticas, culturales, etc.) contradicen el patriarcado pues hacen claro que la mujer tiene tanta capacidad como el hombre para la sobrevivencia, los valores, el trabajo, la toma de decisiones y, por lo tanto, para el mando de la familia.
  • la incorporación de la mujer al trabajo asalariado y profesional, su acceso a estudios superiores, las luchas feministas, las redes sociales, etc. llevaron al desarrollo en la mujer de nuevas formas de ver la vida y valorar su rol en la familia y la sociedad.
  • la composición social actual de quizá la mayoría de las familias en Puerto Rico no es la nuclear patriarcal. Lo predominante es la diversidad en la composición familiar: hombres o mujeres solteras o divorciadas jefes de familia (familias monoparentales); parejas o matrimonios de hombre o mujeres a cargo de la familia (homoparentales); familias de cónyuges separados o divorciados, familias a cargo de abuelos o abuelas; familias responsables de personas ancianas, etc.

El informe (2018) de la CEPAL/UNESCO «La evolución de las estructuras familiares en América Latina, 1990-2010 Los retos de la pobreza, la vulnerabilidad y el cuidado», indicaba la clara tendencia en la evolución de las estructuras familiares según tipología de familia, composición generacional y momento del ciclo de vida: menos hogares biparentales, más hogares monoparentales encabezados por mujeres, diversificación creciente de los arreglos familiares y cambios en la composición generacional de los hogares y según el momento del ciclo de vida. Según nos informa Julio Alvarez, para el 2014, el 68% de los nacimientos que tenían lugar en Puerto Rico eran fruto de parejas que no  estaban casadas o que ni siquiera conviven , según el Registro Demográfico. Un reportaje de Noticel del 6 de febrero del 2015 indicó que en Puerto Rico hay 6,600 parejas del mismo sexo y 70% de ellas las componen mujeres. Un 15% de ellas tiene hijos e hijas  menores de 18 años. Según el Instituto Desarrollo de la Juventud, para 2019 el 63.4% de los menores vivían con familias de padres o madres solteras.

Esta nueva composición social de la familia plantea nuevos retos en términos del Derecho y políticas del Estado y los gobiernos. Independientemente del tipo de familia que se trate, se requiere:

  • una nueva concepción en torno a la familia que responda tanto a lo que la ética como la ciencia nos indican, como a la realidad de su composición social actual. De este modo podrán desarrollarse políticas de Estado no excluyentes y que sean efectivas en garantizar su funcionalidad en el mejoramiento como base del desarrollo social.
  • promover una nueva ética familiar fundada en la cooperación, el convivir en cuidado recíproco, de acuerdo con las capacidades de cada cual y en honestidad, tolerancia y respeto de las diferencias y particularidades de cada cual.
  • procesos formativos, formales e informales, en relaciones familiares que permitan que los miembros de la familia puedan al mismos tiempo que forman identidad personal y autonomía, puedan desarrollar las competencias y actitudes que el sostenimiento de la familia reclama.
  • tomar en cuenta tantos los determinantes internos de la familia, las relaciones entre sus miembros, como los externos, el conjunto de condiciones materiales que de una forma u otra afectan a los miembros y sus relaciones: satisfacción adecuada de necesidades esenciales de vivienda, ropa, alimento, salud, educación y  recreación.

Es necesario que el MVC se proyecte como un movimiento verdaderamente Profamilia, que su programa de gobierno gire sobre todo en torno a la defensa de la familia entendida ya no en el sentido excluyente patriarcal, científica e históricamente superado, que algunas y algunos antifemenistas y homofóbicos que aspiran gobernar el país se empeñan en defender. La defensa de la familia en toda su diversidad de composición, es la de la «familia inclusiva».

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