Soberanía alimentaria, caminos desde la colonia

Nelson Álvarez Febles*

El concepto de la soberanía alimentaria fue lanzado por La Vía Campesina en junio del 1966 en Leipzig, Alemania, en el foro paralelo de la sociedad civil durante una importante reunión internacional de la FAO/Naciones Unidas sobre recursos genéticos para la alimentación y la agricultura, la Cumbre mundial sobre las semillas. La Vía Campesina, que cuenta con unas 170 organizaciones en más de 70 países de todo el planeta, unos 200 millones de agricultores, campesinos, pueblos indígenas, pescadores y trabajadores agrícolas, es la mayor organización de la sociedad civil en el mundo  (viacampesina.org/es). 

La soberanía alimentaria, proclama los derechos a la alimentación, la salud, la territorialidad, el acceso y manejo de los recursos, la agricultura comunitaria y familiar y la integralidad cultural de las comunidades productoras de alimentos. Las mujeres y la juventud tienen un papel central en la Vía Campesina. En la agronómico, reivindica a la agroecología como estrategia productiva ecológicamente sensible y socialmente responsable. 

La seguridad alimentaria está incluida dentro de las metas estratégicas de la soberanía alimentaria y es reconocida a nivel internacional como el derecho de la población de un país a suficientes alimentos de calidad  en todo el año. Sin embargo, en plena expansión de la economía neoliberal, se promueve la compra en el mercado internacional de excedentes de alimentos de los países industrializados, en detrimento de la producción nacional y local. Puerto Rico ha sido un laboratorio para el establecimiento de un modelo agroalimentario neoliberal, en el cual un país produce bienes para la exportación, e importa lo que necesita para el consumo, sobre todo alimentos. 

Mientras tanto, nuestra Isla cuenta con los recursos naturales de suelo, agua y clima, la infraestructura, el capital, una juventud preparada, el mercado, la tecnología, las instituciones de estudio y gestión, la capacidad empresarial y el respaldo público necesarios para sustentar una agricultura ecológica y moderna, capaz de producir eficientemente la mayoría de nuestros alimentos. Sin embargo, para ejercer una soberanía alimentaria que posibilite la producción ecológica de alimentos para la población, será necesario desarrollar la soberanía sobre varios aspectos. Veamos algunos ejemplos: 

  1. Controlar las importaciones y el comercio para establecer: 
    • Calidad de los alimentos
    • Presencia y niveles residuales de productos químicos tóxicos en importaciones
    • Cumplimiento en los países exportadores de las normas internacionales de derechos del trabajo y otros tratados
    • Protección de producción nacional ante las importaciones
    • Diversificar las exportaciones, tanto en cuanto a rubros como en destinos
    • Eliminar las leyes de cabotaje que obligan al uso de la marina mercante norteamericana, que es la más cara.
  1. Políticas impositivas para respaldar la agricultura ecológica y sustentable:
    • Impuestos a la contaminación ambiental según nivel de toxicidad de productos químicos y tecnologías utilizados
    • Impuestos según nivel de impacto y daño a los recursos naturales importantes para la agricultura: agua, aire, suelo, biodiversidad
    • Impuestos según el nivel de la carga de carbono de la actividad agrícola y producción de alimentos: uso de combustibles fósiles (mecanización, transporte, almacenamiento), uso de abonos y derivados de petróleo, cantidad y tipo de empaques
    • Sistema de créditos/subvenciones a favor de los que contaminen menos, tengan menor impacto sobre el medio ambiente, incentivar el uso de recursos internos y locales en la finca, conservación de la diversidad genética para la agricultura y la alimentación, regeneración agroecosistémica, entre otras estrategias sustentables. 
  1. Políticas agroecológicas de sistema agroalimentario nacional: 
    • Producción nacional de insumos agrícolas: abonos vegetales (composta), preparados para control de plagas, entrenamiento y facilidades para el uso de yuntas de bueyes, producción de semillas y plantines, implementos y maquinaria menor, entre otros.
    • Investigación participativa, para que los técnicos y los/las agricultores trabajen en la identificación de necesidades, investigación y extensión de resultados. 
    • Integración de la enseñanza en agricultura ecológica en todos los niveles del sistema de educación (eco huertos escolares, caseros, comunitarios, universitarios)
    • Capacitación de calidad teórico/práctica para todas/os los interesado 
    • Acceso a la tierra para trabajarla y apoyo técnico a todos los niveles. 
    • Educación nutricional nacional y políticas públicas para fomentar una dieta de calidad, culturalemente afín, basada mayormente en productos puertorriqueños. 
    • Desarrollo de marcas nacionales diferenciadas: frescas, nutritivas, al gusto local, de calidad.
    • Sistemas nacionales de certificación y de control fitosanitario
    • Investigación y desarrollo de siembras hidropónicas e intensivas que requieran bajos insumos externos (en cuanto importación de equipo y materiales) y producción de calidad ecológica.

Muchas de las iniciativas anteriores pueden ser promovidas e implementadas desde la actual situación colonial puertorriqueña, lo que requieren es voluntad política. Mientras, algunas dependerán de las decisiones futuras que tomemos sobre nuestra soberanía.

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* El autor es ecólogo social, educador en agroecología y políticas para la sustentabilidad. Ha publicado los libros: El huerto casero: manual de agricultura orgánica (2008), La Tierra Viva: manual de agricultura ecológica (2010), y Sembramos a tres partes: los surcos de la agroecología y la soberanía alimentaria (2017). El artículo anterior está basado en Sembramos a tres partes.

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