Puerto Rico, Puerto Pobre

  Por Jose (Papo) Coss, PhD (Historiador y activista social)

“Puerto Rico puerto pobre, clavado con los clavos del destierro, en una cruz de dólares tus huesos.” Pablo Neruda (1904-1973)

Ningún país del mundo ha elegido un Presidente con apenas un 32% de los votos emitidos, que en realidad representan un 16% del total de electores inscritos. Este es un récord para la historia moderna que no debemos olvidar.

La falta de legitimidad del gobernador colonial de Puerto Rico es realmente un hecho sin precedentes en Nuestra América. Ya desde principios de la década pasada se venía reflejando el desgaste de los partidos tradicionales, con una tendencia marcada a la pérdida de apoyo electoral del PPD y el PNP. El anterior gobernador apenas superó el 42%, por lo cual la disminución de una elección a otra fue de cerca del 10% de los votos.
Por otro lado, ningún país democrático del mundo cuenta con una Junta Fiscal impuesta, que no eligió, pero que decide las prioridades económicas por encima de los gobernantes electos. Estas personalidades de la banca y el gran capital extranjero que se nombran unilateralmente por el presidente de USA, ya se han auto-pagado sobre 300 millones de dólares por sus dudosas ejecutorias.
La función básica de la Junta “made in USA” es asegurarle a los bonistas y especuladores -sobretodo de Wall Street- que reciban sus beneficios como inversionistas, por encima de las necesidades más urgentes del pueblo de Puerto Rico. De ahí que la prioridad no sea la salud, la educación, la vivienda y otros servicios públicos de nuestra población. Curiosamente, el gobernador colonial actual fue el abogado de esa Junta imperial.
A la misma vez, ninguna nación del mundo tiene que pagar la marina mercante más cara de manera obligatoria a otra nación, que previamente la invadió militarmente y desde entonces manda en tierra ajena. El saldo de esa imposición dictatorial es que todos los productos que llegan por esa vía resultan mucho más caros a toda la población, para beneficio de dicha marina mercante extranjera. Además, se estima que Puerto Rico pierde más de mil millones de dólares anuales a consecuencia de estas Leyes de Cabotaje de USA, en efecto desde el 1917.
En adición, la fuerza trabajadora del país invadido, le produce al imperio un promedio de 35 mil millones de dólares anuales en ganancias de capital extranjero (Ver Junta de Planificación, corporaciones foráneas), que se exportan diariamente a los bancos del sector financiero de USA que controla su economía. A cambio, la colonia recibe unas migajas en fondos federales, de los cuales más de la mitad proviene de los propios ciudadanos puertorriqueños vía su contribución al seguro social, servicios militares y otros.
Como vemos, la ilegitimidad del gobernador colonial, la imposición de esa Junta imperial y el negocio económico redondo de USA en Puerto Rico, es verdaderamente indignante. ¿Sabía usted que somos el quinto mercado de USA en el mundo?
Entonces entra en juego lo que el filósofo italiano Antonio Gramsci llamó el proceso de “hegemonía ideológica”, donde se le hace creer al esclavo que el amo es su proveedor y que vela por su bienestar. Se trata de un lavado cerebral masivo, utilizando los medios de comunicación y el sistema educativo, entre otras maneras de enajenar a la población de su realidad.
Además, se le manipula burdamente, haciéndole creer que los fondos federales son una dádiva de USA y que sin su ayuda pereceríamos por hambre. A través de esa manipulación ideológica nos han mantenido engañados de la dominación y agresiva explotación colonial capitalista desde el 1898.
Sin embargo, nuestro país está abriendo los ojos aceleradamente ante la dura realidad económica y social a que nos enfrentamos, que profundiza la pobreza y desigualdad social, en medio de la corrupción descarada de nuestra clase gobernante, así como la indiferencia de los que mandan en USA. La mayoría del pueblo ya cobra conciencia que la política partidista es realmente un gran negocio y la relación colonial una camisa de fuerza que nos impide progresar. Las elecciones del 2020 demuestran que aunque el galardonado poeta chileno Pablo Neruda tiene razón, si unimos esfuerzos venceremos.

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