Entrevista a Carlos Severino Valdés para La Revista Ciudadana

Por: José (Papo) Coss

San Juan, 2 de marzo de 2023

¿Cómo describes tu trayectoria vital?

Yo nací y me crecí en el Barrio Obrero de Santurce. Asistí a las escuelas públicas del barrio desde kínder hasta escuela superior. Allí tuve tantas y tantos maestras y maestros excelentes a los que le debo mucho de lo que he podido alcanzar. Unos profesionales que se sentían muy orgullosos de su trabajo y estaban conscientes de su responsabilidad con su país. 

Salí por primera vez del barrio en el año 1983 a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, allí pasaron muchas cosas. Una de ellas es que fue allí que me hice consciente que éramos pobres en mi entorno de Santurce. En mi barrio éramos prácticamente iguales. Había muy pocas diferencias materiales entre nosotros y ese lugar -Santurce- era una amalgama de diversidades y trasfondos culturales.

Estudié geografía porque tuve un maestro que me ayudó mucho a definir mis intereses entre la naturaleza y la sociedad y eso es precisamente la geografía. Hice también una subespecialidad en economía, que junto a la geografía me ayudó mucho a mi desarrollo intelectual. Luego de algunos años y de haber podido aprender alemán lo suficiente como para ser admitido a la Universidad, tuve el privilegio de estudiar en la Universidad Humboldt de Berlín, una de las instituciones de mayor renombre en el paisaje académico mundial. 

Regreso a Puerto Rico hace casi 30 años con la misma ilusión y vocación que observé en mis maestros tempranos. Le agradezco mucho al Dr. José Luis Méndez, que me reclutó como catedrático auxiliar. Mi objetivo era hacer carrera académica pero las circunstancias de la vida me fueron llevando a enfrentar retos en el campo administrativo. Así fui teniendo la oportunidad de aportar como director departamental, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y finalmente tuve el privilegio de ser rector del Recinto muy temprano con apenas 48 años. Poco antes tuve otro gran privilegio al ser nombrado por el entonces gobernador Alejandro García Padilla comisionado especial para el desarrollo sustentable de Vieques y Culebra.

¿Cuáles son los mayores problemas que enfrenta Puerto Rico al presente?

Primero, en este momento histórico que vivimos el problema colonial se devela quizás con mayor nitidez que nunca. Hoy día, la realidad empírica ha hecho desvanecer aquella idea de un pacto entre iguales. Decisiones judiciales y legislativas recientes se han encargado de aclarar esa situación que es un problema crucial en la sociedad puertorriqueña. Me parece que hoy es más o menos un consenso bastante amplio entre diferentes sectores ideológicos el reconocimiento que Puerto Rico es una colonia de los Estados Unidos no excepcional sino en sentido tradicional. La imposición de una Junta de Control Fiscal es quizás el más burdo y distintivo elemento de la realidad a la que hago referencia.

Segundo, el neoliberalismo, que se ha entrelazado de diversos modos con nuestra particularidad colonial, se ha venido imponiendo de una manera rauda, veloz y aplastante. El escenario de la quiebra ha sido el ambiente más adecuado para imponer desregulaciones, privatizaciones y la desarticulación de la médula de cualquier estado benefactor: la educación pública en general (incluyendo la universitaria particularmente golpeada), la salud pública y los sistemas de retiro. De esto el problema mayor que contemplo es la ausencia de entendimiento al respecto. No estamos entendiendo que la mayoría de los problemas en el país tienen su raíz en el mismo lugar: la aplicación de políticas neoliberales en Puerto Rico.

Tercero, el gran problema que observo es que lastimosamente hemos cedido espacio a una cultura política de muy poco rigor a pesar de muchas buenas intenciones. Hay que quizás pensar y analizar más y hacer menos, pero ser más efectivos. Esa nueva cultura ha sido heredada en gran medida de la mercadotecnia y las relaciones públicas cosa contra las cuales no tengo nada en contra excepto cuando permitimos que sean los relacionistas los que dirijan campañas políticas o nuestras forma misma hacer oposición sin contar con capacidad científica social, la cual tenemos de sobra. Las relaciones públicas tienen su lugar, pero los/as científicos/as sociales son los que con mayor precisión pueden entender las claves de la realidad política. Ese elemento ha quedado fuera de la ecuación y me parece que eso también ha sido un diseño neoliberal muy exitoso. El éxito que han tenido de los movimientos políticos progresistas en la América Latina, por ejemplo, me parece que en alguna medida han entendido y han revertido ese problema. 

¿Por qué está en deterioro el bipartidismo en Puerto Rico?

El bipartidismo está en crisis general no solo en Puerto Rico sino en muchas otras partes del mundo y para eso sencillamente hay una razón poderosa. Al paso del tiempo los sistemas bipartidistas se van entrelazando con la propia matriz de problemas que afectan sus sociedades y se convierten en parte del problema. Sus élites no lo pueden captar y llega un momento que se piensa que las soluciones a los problemas que padece la gente se solucionan o con conceptos huecos o con cambios de rostros y personalidades atractivas desconociendo la realidad estructural de sus problemas. Eso por un lado, pero por el otro lado, es cierto además que la propuesta electoral neoliberal no es simpática, no es atractiva porque por definición actúa contra el interés de las amplias mayorías y a favor de las minorías empresariales más poderosas. Las campañas electorales neoliberales recurren cada vez más al artilugio, al engaño y las mentiras para disfrazar su esencia. 

Esto que estoy definiendo, simplificándolo, lleva a muchas frustraciones en la práctica política alternativa al bipartidismo. En la narrativa anti-bipartidista tiende a prevalecer la idea de que los problemas de Puerto Rico se solucionarán con personas honestas y decentes lo cual será un adelanto, pero no necesariamente una verdadera solución. En la investigación científico social hoy día queda cada vez más claro que la corrupción es en gran medida un entramado simbiótico al neoliberalismo y su modo de operar. Así que al enfrentar toda esta realidad es un poco ilusorio pensar que simplemente atrayendo “gente buena” los problemas de Puerto Rico mejorarán. Debemos identificar gente buena por supuesto, pero que tengan ideológicamente claro cuáles son los problemas estructurales que hay que resolver. Honestamente creo que mientras allá políticos neoliberales en el poder será muy difícil que la isla salga de su atolladero.

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