Sobre las propuestas de plebiscito en el congreso estadounidense: Actualización y retos

Por Javier Smith Torres

Introducción: ¿Dónde estamos?

El viernes, 15 de julio, se presentó formalmente en el Comité de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes estadounidense el proyecto H.R. 8393 para regir un plebiscito en Puerto Rico entre las alternativas de estadidad, libre asociación e independencia, según las definió un grupo de congresistas, asesorxs, cabilderxs y académicxs conectadxs a las esferas de poder.

El miércoles, 20 de julio, se celebró una votación sobre dicho proyecto en el Comité de Recursos Naturales, donde pasó 25-20. La totalidad de la delegación del Partido Republicano le votó en contra, exceptuando a la Comisionada Residente Jenniffer González, quien le votó a favor, la delegada de Samoa Estadounidense, Amata Coleman Radewagen, quien estuvo ausente, y el representante derechista de Texas, Louie Gohmert, quien también se ausentó. Por otro lado, toda la delegación demócrata votó a favor, excepto por Chuy García de Illinois y Rashida Tlaib de Michigan, ambxs del ala progresista que incluye a Bernie Sanders y Alexandria Ocasio Cortez.

En teoría, la medida podría pasar a votación en el pleno de la Cámara de Representantes durante el mes de septiembre. La Comisionada Jenniffer González no ha perdido la esperanza de que se pueda aprobar en la cámara baja y continúa buscando los votos que actualmente no tiene.

Mientras tanto, en la otra cámara, el senador republicano de Misisipi, Roger Wicker presentó su propia versión del proyecto con varias enmiendas. Entre las diferencias, el nuevo S. 4560 añadió el Commonwealth-Estado Libre Asociado como una alternativa, y, al igual que con las demás opciones, estableció que se eliminaría la Junta de Control Fiscal si esta alternativa resultase ganadora. El proyecto también condicionaría la absorción de Puerto Rico como estado a que la contraloría general de EE.UU. desarrolle un informe y haya una votación en ambas cámaras sobre el tema. El informe debería considerar, por ejemplo, si el voto en el plebiscito habrá sido suficiente como para considerarse irreversible; la situación fiscal de Puerto Rico; y el impacto que tendrían sobre EE.UU. nuestra identidad como pueblo hispanoparlante, nuestra población que supera numéricamente a la población de la mitad de los estados, y los niveles de pobreza en nuestro país.

Por su lado, el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer reiteró que un voto sobre estas medidas no sería prioridad en esa cámara. «Ahora mismo, los tres asuntos en los cuales nos estamos enfocando para esta sesión, son CHIPS [con fondos para la innovación en ciencia y tecnología y que subsidiará con $52 mil millones a empresas manufactureras de semiconductores], reconciliación [de diferencias sobre el presupuesto] y el Pact Act [sobre beneficios a veteranos].» La sesión en el Senado también se reanudará en septiembre.

Sin embargo, es importante notar que estas medidas plebiscitarias no son las primeras en discutirse con algún grado de seriedad en algunos sectores del congreso estadounidense, ni son las primeras en generar unos llamados «consensos».

Historia: ¿Qué ha pasado?

Entre 1989 y 1991, el presidente del Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado estadounidense, el demócrata de Louisiana, Bennett Johnston, facilitó un intenso proceso de consulta y diálogo con los tres principales partidos electorales de esos años para impulsar un plebiscito entre las «fórmulas de estatus» que cada uno defendía. Luego de un año y medio de negociaciones en el Senado y «consenso» entre los bandos partidistas de Puerto Rico, el proyecto S. 244 se colgó en el comité por empate, con una votación 10-10.

Entre 1996 y 1998, el representante republicano de Alaska, Don Young, lideró esfuerzos para celebrar un plebiscito con aval federal entre la soberanía (mediante independencia o libre asociación), estadidad y “commonwealth”. A esas alturas ya se había entendido que esta última alternativa no podría ser una solución permanente, por lo que estaría sujeta a revisión periódica mediante plebiscito. El H.R. 856 se votó en 1997 y pasó en la cámara con 209 votos a favor y 208 en contra. Se movió al Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado, donde tuvo vistas en 1998, para luego morir por inacción.

En el 2006 el entonces comisionado residente, Luis Fortuño presentó el proyecto de plebiscito H. R. 4867, que contó con 61 auspiciadores republicanos y 49 demócratas. Similar al plebiscito que se celebraría en el 2012 sin aval estadounidense, esta medida pediría al electorado de Puerto Rico escoger primero si deseaba continuar la forma de relación actual o si deseaba emprender una nueva relación fuera de la cláusula territorial. Si el electorado deseaba continuar la forma de relación actual, la decisión se revisaría cada 8 años mediante plebiscito. En una segunda pregunta, la medida requeriría que el electorado escogiera entre la estadidad o la soberanía (mediante independencia o libre asociación).

Aunque el proyecto de Fortuño no se llevó a votación en el Comité de Recursos Naturales, resultó en una secuencia de proyectos similares. El republicano Mel Martínez de Florida presentó un proyecto en el Senado que pondría al electorado a decidir si deseaba continuar la relación actual. Al año siguiente, el senador demócrata de Colorado, Ken Salazar, presentó un plebiscito entre la relación actual, la libre asociación, la independencia y la estadidad. En el 2009, el entonces comisionado residente Pedro Pierluisi promovió el HR 2499 con un plebiscito similar al de Fortuño, con las alternativas que presentó el Senador Salazar. Esta medida pasó en la Cámara de Representantes con un voto 223 – 169. Luego de unas vistas en el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado, languideció sin más acciones, al igual que el de Don Young la década anterior.

Retos: ¿A dónde vamos?

No obstante estos modelos de mecanismos que el Movimiento Victoria Ciudadana pudo haber escogido como base para su propuesta para la descolonización, el movimiento acordó y ratificó apostar por un mecanismo diferente, la Asamblea Constitucional de Estatus. Ante la tentación que ofrece el H.R. 8393 de que volvamos a nuestras trincheras «ideológicas» tradicionales y olvidemos la búsqueda de consensos de país y alianzas, debemos reafirmarnos en nuestra ética de concertación. Ante las prerrogativas históricas y actuales del congreso, abramos un espacio para articular nuestros reclamos, nuestras cláusulas, nuestras condiciones y nuestras propuestas de transfomaciones descolonizadoras. Organicémonos y preparémonos para ser protagonistas de nuestra propia descolonización. Potenciemos nuestra Asamblea Constitucional de Estatus como la máxima expresión democrática y formativa desde y para el Pueblo de Puerto Rico que podría ser.

Cuando a la #FuerzaEnLaDiversidad se le sume la unidad de propósito, la claridad de visión y la fuerza moral de saber que nuestra descolonización solo va a salir de nuestras propias manos y mentes —porque «el país es de nosotrxs, y nosotrxs somos lxs que tenemos el control: nosotrxs somos lxs que tenemos que tomar el control», como diría el mayor fenómeno cultural del momento— ahí estará la verdadera victoria ciudadana.

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