Hacia la construcción de una alianza país para el 2024

Ángel R. Villarini Jusino || Coordinador general de la Red de Gobierno del MVC

Cinco características del proceso y resultado electoral del 2020 y desarrollos posteriores hacen claro la crisis del bipartidismo PPD-PNP y la legitimidad democrática, de verdadero gobierno de la mayoría del pueblo, de nuestro sistema electoral. En primer lugar, la mayoría de las y los votantes votaran otras alternativas; segundo, la abstención de cerca del 50% de las personas habilitadas para votar; tercero, un gobernador electo, gracias a un código electoral amañado, que no cuenta con más del 17% de los y las posibles votantes. En cuarto lugar, dos partidos (MVC y PIP) con programas similares de cambio de rumbo en materia de nuestro estatus político colonial, agenda de desarrollo económico, social, de derechos humanos y ecológicos, sumaron cerca del 30% de los votos. Por último, la gestión del nuevo gobierno, tanto en el ejecutivo como en el legislativo, no ha hecho sino aumentar la descomposición del bipartidismo.

Todo esto hace clara la posibilidad de que en el 2024 la ciudadanía pueda poner fin al bipartidismo que nos ha dominado por décadas y la posibilidad de iniciar un cambio de rumbo. Posibilidad que plantea la necesidad de construir una alianza del país con miras a un triunfo electoral en el 2024. En este artículo queremos bosquejar los elementos esenciales para la construcción de la misma.

El término “alianza” (política) se usa en forma muy ambigua. Conviene por ello como primer paso a la construcción de una estipular una definición que haga claro su naturaleza, alcance, propósitos, estructura y los proceso y retos en la construcción de la misma.

Naturaleza y alcance de una alianza país

Proponemos entender por “alianza” un acuerdo o pacto entre diversos sectores sociales (comunidades, organizaciones y personas) que, para alcanzar un propósito político, es decir, organizar una fuerza con el poder para lograr la satisfacción de sus intereses comunes. La “alianza” es una forma de organización política en torno a un tema reivindicativo particular (por ejemplo, lograr la implantación de una política pública en materia de salud) o general de carácter concreto en tiempo y espacio, por ejemplo, hacerse del gobierno de un país para orientarlo a nuevos desarrollos. 

Principios y propósitos 

En el caso del momento histórico que vive nuestro Isla, se trata de una “alianza país” que tiene como propósito general: participar en el proceso electoral del 2024 con el fin de implantar un gobierno basado en el principio de ser un gobierno plenamente democrático, es decir, de, para y con la ciudadanía, capaz de emprender un proceso descolonizador de desarrollo humano sostenible que satisfaga las necesidades y aspiraciones de la grandes mayorías del país. Ello requiere tomar control tanto del ejecutivo como del legislativo. 

La alianza de país implica que los sectores aliados sean no solo partidos y organizaciones políticas, sino también una diversidad más amplia de fuerzas sociales, como lo son las comunidades, las organizaciones profesionales, los gremios y sindicatos, las diversidad de colectividades y organizaciones del tercer sector y personas. 

En el marco del principio y propósito general, la alianza deberá identificar los temas y asuntos que tiene como objetivos de gobierno y que expresan en un programa o propuesta las aspiraciones reivindicativas generales de diversos sectores de la ciudadanía, sus mayores necesidades e intereses.

Estructura organizativa y estrategia política de una alianza país

Sobre la base de un programa que comprende los principios y propósitos que animan la alianza, el primer paso en la construcción de ésta es definir y elaborar su estructura organizativa y de gobierno. Esto implica cómo se concibe la organización y dirección de la campaña electoral orientada a producir una mayoría de la ciudadanía a nombre de la cual se dirigirá el país. Qué tipo de estructura se necesita en el ámbito electoral, de organismos y coordinaciones, que vinculan a los diversos sectores y personas que conforman la alianza para desarrollar, inscribir, organizar (vincular a la alianza), comunicarse, educar, y sacar a votar una mayoría de electores.

La estructura de la alianza debe ser una que facilite el desarrollo e implantación de los objetivos electorales y los medios estratégicos y tácticos para lograrlos. En términos generales, se trata de diseñar y ejecutar de modo eficiente y efectivo un plan de actividades políticas de comunicación, educación, organización y movilización en torno a asuntos críticos de interés para los diversos sectores de la ciudadanía previamente identificados y cuyo apoyo se busca para constituir la mayoría electoral. 

Esto implica un diseño acerca de cómo se concibe el desarrollo de la campaña para fortalecer el apoyo a la alianza y debilitar el de los adversarios y distribuir entre los diferentes integrantes de la alianza sus respectivas tareas y responsabilidades.

Retos en la construcción de la alianza país:

El lograr y mantener la unidad de la alianza país presenta importantes retos. 

Primero, hacer compatibles las necesidades, intereses y visiones de los diversos sectores, organizaciones y personas que se busca aliar.

Segundo, lograr un acuerdo sobre la estructura de gobierno interno y las candidaturas electivas y puestos administrativos que sea aceptable para los miembros de la alianza y que toma en cuanta la fuerza real y potencial que cada una aporta.

Tercero, una vez formalizada, la alianza requiere fortalecer la cohesión e integración de sus miembros para mantener la unidad. El aspecto más importante a este respecto es el entendimiento y compromiso con los principios y propósitos que animan la alianza y que se expresan en su programa. Para ello es imprescindible la educación política, la canalización democrática de la disidencia en la interpretación de lo acordado y su aplicación, y la existencia de un código y procesos de ética política a ser observados.

Cuarto, los desacuerdos son inevitables y la solución a base de lo que decida la mayoría por medio de votaciones será necesaria. Ello implica el que previamente se haya acordado la paridad o proporcionalidad del voto a base de la cantidad de fuerza que las diversas personas y organizaciones representan en las diversas estructuras o cuerpos de la alianza. En el caso de una alianza electoral ello puede estar determinado por el número de miembros de la organización y su potencial influencia en el electorado. 

Construir una alianza genuinamente democrática, interna y externamente, no es un proceso fácil. Sobre todo, requerirá entendimiento y desprendimiento para poner el interés de la ciudadanía en general por encima del particular de las organizaciones y personas que la integran.

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