Guerra judicial, parte 3: ¿Por qué la guerra jurídica? La crisis del bipartidismo y la Alianza País

La alternancia en el gobierno de Puerto Rico entre el PPD y el PNP se inauguró en las elecciones de 1968. Sin embargo, es a partir de finales de la década de 1980 que ambos partidos comenzaron a impulsar -con matices distintos- el programa neoliberal. Las políticas públicas adoptadas desde entonces por los gobiernos de ambos partidos constituyen el programa del bipartidismo tradicional.

Este programa consiste en la privatización de los servicios públicos, ataques sistemáticos contra la clase trabajadora, reducción del presupuesto de la Universidad de Puerto Rico, destrucción del medioambiente, criminalización de la protesta, endeudamiento masivo del gobierno, exenciones y privilegios contributivos para las grandes fortunas e impuestos regresivos contra la mayoría asalariada. El neoliberalismo adopta la lógica de la ganancia privada, del inversionismo político en las campañas electorales, elimina de la política su aspecto social y colectivo y lo sustituye por el culto a la iniciativa individual. Así, adopta desde el gobierno el funcionamiento -sin lógica ni moral- del capital. Pero el dogma del libre mercado ha fracasado, tanto en Puerto Rico como en el resto del mundo.

La decadencia y el desprestigio del PNP y del PPD son consecuencia directa de las políticas que han impulsado, pues el neoliberalismo tiene como consecuencia directa el desgobierno, por el culto a la iniciativa individual que desprecia todo lo colectivo y como resultado inevitable de sus políticas.

El programa neoliberal del bipartidismo no ha estado exento de movilizaciones, luchas y resistencias. Por el contrario, las ha generado. Ha habido derrotas terribles, pero también se han conquistado victorias importantes. Un amplio sector del Movimiento Victoria Ciudadana viene de esas experiencias. Es precisamente el potencial de victoria que tiene la extensión de esas luchas y resistencias al terreno electoral, junto a la vinculación orgánica de la militancia del Movimiento con esos procesos, lo que provoca que el gobierno recurra al lawfare, o la guerra jurídica. También provoca que los grandes intereses presenten pleitos frívolos contra activistas para desalentarles. Es una embestida contra Victoria Ciudadana, contra sus militantes -Lauce Colón- y contra sus funcionarias electas -Yamira Colón y Mariana Nogales.

El resultado electoral de 2020, las elecciones especiales provocadas por la corrupción de líderes del PNP y del PPD y la elección interna por la presidencia de este último, confirman que el bipartidismo tradicional está en bancarrota. Pedro Pierluisi ganó las elecciones del 2020 con apenas el 33.24% de los votos. El PPD recibió el 31.75% de los votos, obtuvo mayoría en la Cámara de Representantes y, aunque en el senado logró la mayoría de los escaños, no son suficientes para aprobar medidas sin el apoyo de otros partidos. Por su parte, las candidaturas a la gobernación de Victoria Ciudadana y del PIP obtuvieron cerca del 28% de los votos con programas claramente antineoliberales.

Existen condiciones para que se pueda constituir una alianza electoral para ganar en el 2024 y derrotar al bipartidismo. Una alianza que tiene el potencial de aglutinar a toda una serie de colectividades y figuras bajo un programa que sea capaz de generar el apoyo necesario para impulsar los cambios que el país necesita. Un programa que incorpore las demandas y las propuestas de los diversos sectores que protagonizan los procesos de lucha que resisten la embestida neoliberal. Procesos de los cuales participan activamente muchas de las personas que promueven las conversaciones sobre alianzas y que interesan extender sus luchas al terreno electoral para eventualmente impulsar sus demandas y sus propuestas desde el gobierno.

La ofensiva del bipartidismo y de los intereses que representa se acentuará. Sabemos que las luchas que se avecinan serán muy duras. Por eso, al mantenernos firmes en nuestro compromiso con la defensa de quienes luchan, demostramos una vez más que quienes sean atacados y perseguidos en estos procesos contarán también con nuestro apoyo decidido. Ese compromiso aporta -sin duda- a que las posibilidades de una alianza de los sectores en lucha se siga fortaleciendo.

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