El aborto desde una perspectiva cristiana progresista

Por Julio Álvarez | Ministro Pentecostal
Red de Gobierno, Administración Pública y Planificación del MVC

De todos los temas controversiales, el aborto sigue siendo uno de los más difíciles de tratar pero igualmente inevitable. Es difícil porque muchas ramas del conocimiento inciden en él: embriología por supuesto y ética, el derecho legal, el análisis histórico y hasta el análisis de los textos sagrados cuando el tema se aborda específicamente con  aquellos cuyas objeciones son de tipo religioso.

En este artículo me he propuesto trabajar brevemente este asunto desde las últimas dos disciplinas de estudio que mencioné, reafirmando a la vez que no creo en la imposición de creencias religiosas a nadie y mucho menos mediante la fuerza del Estado.

Ya que la senadora Joanne Rodríguez Veve es católica, cabe preguntar: ¿Tuvo la Iglesia Católica siempre la misma postura sobre el aborto? Lo cierto es que no. No fue hasta el Concilio de Vienne, Francia convocado por el papa Clemente V en el año 1308, que la Iglesia decide condenar el aborto desde la concepción. Antes de eso, Santo Tomás de Aquino en el Comentario sobre el libro de las Sentencias, libro tercero, parte 2 y pregunta 5 afirmaba que el alma no era creada en la concepción sino 40 días después en el hombre y 90 en la mujer. Y antes de eso se narra que hubo santos a los que se les llegó a atribuir milagros de abortos. Hay historias de fetos que se desvanecieron de úteros de mujeres que habían sido violadas, sobre todo en los santos irlandeses como Santa Brígida y San Ciarán de Saigir del siglo 6. 

Lo cierto es que en la historia de la Iglesia Católica no hay una tradición uniforme sobre éste y otros temas controversiales sino precisamente siglos de controversias hasta que algún papa se decide por una de las muchas opiniones que quedan como quiera registradas en los escritos de otros prominentes autores y santos de la Iglesia. Rodríguez Veve como abogada canonista del Vaticano es muy probable que sepa todo esto.

Durante la Edad Media y más tarde como he explicado otras veces llegó a ser muy popular la teoría del homúnculo en la que se basó la condena del aborto desde la concepción. Dicha teoría sostenía que el bebé ya venía completamente formado dentro del espermatozoide como un hombrecito diminuto y lo único que hacía dentro del útero materno era crecer. Idea desestimada en el mismo versículo que hoy se cita para la misma condena, el Salmo 139:16 que dice:

«Mi embrión vieron tus ojos y en tu libro estaban escritas todas aquellas partes que fueron luego formadas sin faltar una de ellas.» Ahí se enseña que nuestra formación dentro del útero es por partes, por etapas. Y la embriología moderna coincide con ello. No es sostenible que la célula inmediata resultante de la unión del espermatozoide y el óvulo, todavía sin cerebro ni sistema nervioso ni ningún tipo de órgano, sea catalogada de: persona, así como una semilla no es un árbol, aunque ciertamente tiene el potencial de llegar a serlo. No hay que discutir que esa célula inicial está viva porque si estuviera muerta, no podría multiplicarse. Pero tener vida y ser persona son cosas distintas. Una célula de mi piel que pierdo en un rasguño también estuvo viva. 

Por eso Zacarías 12:1 dice que Dios forma el espíritu del hombre DENTRO de él. Como lo entiendo, ya debe haber un ser humano completo y acabado aunque en su infancia, para que Dios proceda entonces a crear el espíritu. Que Dios nos conoce desde que estábamos en el útero materno como indica el verso anterior del Salmo 139:16, es sencillamente atribuible a que Él puede si quiere, saber el pasado, presente y futuro. Efesios 1:4 también dice que nos conoce desde antes de la fundación del mundo cuando ni siquiera existíamos.

Sin embargo, más allá de lo que diga la Biblia o lo que hayan dicho los santos y papas católicos así como lo que podamos decir los ministros evangélicos, el aborto nunca se reducirá reproduciendo en Puerto Rico casos como el de Cynthia Rodríguez y Teodora Vázquez de El Salvador, ambas sentenciadas a 30 años de cárcel por abortos que NI SIQUIERA fueron voluntarios sino espontáneos, naturales. Teodora por ejemplo cumplió once de los 30 antes de lograr salir en libertad. Pero como al estar prohibido el aborto inducido, el gobierno no tenía manera de controlar ni supervisar los procedimientos, les fue difícil y les tomó tiempo a estas damas demostrar que sus abortos no se los provocaron ellas mismas. 

En Puerto Rico donde se supone que toda persona acusada de cualquier delito es inocente hasta probarse lo contrario, no se descarta que no falten los falsos testimonios y las pruebas circunstanciales. De modo que muchas de aquellas damas que proponen la penalización del aborto, se exponen a sufrir la injusticia de ser penalizadas ellas mismas en caso de sufrir un aborto natural. Por esta y otras razones que he venido desplegando en otros artículos sobre el aborto en esta misma revista, el programa de Gobierno del MVC incluye la lucha por la Despenalización del Aborto. 

Es mi deseo reducir los abortos al mínimo posible, pero eso no se consigue penalizando a las mujeres sino mediante Educación Sexual, acceso a métodos anticonceptivos y mejorando el sistema de Salud privatizado donde el cálculo de ganancias de las aseguradoras y de los dueños de hospitales privados van por encima del bienestar de los pacientes y que afecta seriamente la Salud de la mujer en todos los sentidos. Una mujer física y emocionalmente menos saludable está más propensa a situaciones que requieran un aborto. Cualquier  partido político o líder político que no proponga devolverle al pueblo la dignidad y el respeto que merece, cuando solicita servicios de salud, NO puede autoproclamarse legítimamente como defensor de la vida ni de la familia.

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