José Hernández Lázaro: «Urge una transformación de los gobiernos municipales»

José A. Hernández Lázaro, Legislador Municipal por el MVC en Ponce.

Desde hace tiempo, en Puerto Rico es común escuchar la frase “los alcaldes son los funcionarios más cercanos al pueblo”. Si quedaban dudas sobre el potencial de los municipios para atender diversas situaciones, las experiencias tras el huracán María y los terremotos del 2020 evidenciaron la certeza de aquel dicho. Ante la reacción torpe del gobierno central, los municipios demostraron mayor agilidad y efectividad, no sólo compensando por las carencias del gobierno central, sino muchas veces sirviendo como punta de lanza. Sin embargo, a pesar de lo anterior, como cuestión de privilegio personal, me atrevo a proponer una enmienda a aquella frase para decir que realmente son los y las integrantes de las Legislaturas Municipales, en su rol dual de legisladores y ciudadanos, quienes conocen más de cerca el sentir de sus compueblanos. Independientemente de cómo termine la redacción de la frase, la innegable cercanía del municipio como ente a la ciudadanía, por ser el contacto más inmediato de la gente con sus funcionarios electos, con todo lo que eso significa; es precisamente por lo que urge una transformación de gobiernos municipales. 

La Encuesta mundial de valores para Puerto Rico del 2018, publicada en junio del 2019 refleja la desconfianza generalizada en el gobierno que existe en nuestro país, no sólo a nivel estatal, sino también a nivel municipal. La percepción del 52.5% de las personas encuestadas es que la mayoría o todas las autoridades municipales participan en actos de corrupción. Para poder rescatar nuestras instituciones, una de las metas fundamentales de nuestra Agenda Urgente, es que la ciudadanía recupere también la confianza en ellas. Por esta razón presenté tres proyectos que, como primer paso, buscan atender el problema de la corrupción y la desconfianza en los gobiernos municipales. Dos de estos proyectos buscan prohibir y establecer consecuencias, para la tan común práctica de requerir, por no decir obligar, a empleados del gobierno a procurar aportaciones a los comités de campañas de los y las incumbentes. El tercer proyecto tiene como meta evitar que se premien los donativos de campaña con contratos. De más está decir que, aún cuando estos proyectos llevan meses presentados, los mismos no han sido atendidos, mientras en el Municipio de Ponce ya se han repartido contratos a varios donantes. 

Tampoco se han atendido en la legislatura proyectos que presenté para investigar numerosas quejas relacionadas al programa de reciclaje del municipio o a la situación precaria que vive desde el huracán María la comunidad del Camino del blanco en la montaña ponceña. Esperemos que no corran la misma suerte las medidas que presentaré próximamente para atender, desde un enfoque integral, el problema de los vertederos clandestinos en la ciudad y el desarrollo de nuevos senderos para el ciclismo en las riberas de los ríos Bucaná y Portugués. 

La falta de diligencia en el procesamiento de proyectos es un reflejo de los problemas estructurales que afectan las gestiones de las Legislaturas Municipales a través de Puerto Rico. Por el propio diseño de estos cuerpos, desde antes de la Ley de Municipios Autónomos y el Código Municipal, sus funciones han estado subordinadas a las figuras, en muchas ocasiones cacicales, de los alcaldes y alcaldesas. El desbalance electoral que promueven estas leyes, le da un poderío absoluto a las mayorías, que controlan cerca del 80% de los escaños, independientemente de si su partido ganó por cien votos o por diez mil. Esa desproporción lleva, casi inevitablemente, a que las Legislaturas Municipales se conviertan en sellos de gomas, donde no hay necesidad de buscar consensos, abrir espacios para debates efectivos o considerar puntos distintos. Tal vez por ese accionar, investido de un automatismo burocrático, hay tan poco conocimiento de lo que hacen las Legislaturas Municipales. Los gobiernos saben que les conviene mantener a oscuras sus procesos y la ciudadanía intuye lo trágicamente predeterminados que muchas veces son.

Con esto en mente, comenzando con la campaña a las elecciones del 2020, he dedicado tiempo a explicar, qué es lo que se hace desde las Legislaturas Municipales. Ahora, desde mi rol como portavoz de Victoria Ciudadana en la Legislatura Municipal de Ponce, procuro informar consistentemente lo que ocurre en dicho cuerpo. La aspiración es visibilizar unos procesos que, aunque importantes, usualmente pasan por desapercibidos y resaltar las razones por las que hay que cambiarlos.

Sin embargo, para que la visibilización de los procesos en las Legislaturas Municipales tenga consecuencias positivas, debe venir acompañada de una mayor participación de la ciudadanía en los procesos legislativos. Por tal razón, a través de reuniones comunitarias hemos comenzado conversaciones para trabajar, junto a las comunidades, proyectos que sirvan para atender problemas a los que se enfrentan, como por el ejemplo el manejo y la administración efectiva de acueductos rurales.

Desde experiencias como estas, la meta para los próximos meses es poder establecer el Consejo legislativo ponceño, una organización que represente a los 31 barrios del municipio y permita desarrollar proyectos y acciones concertadas para atender las situaciones que los afectan. A través del Consejo, los barrios ponceños, divididos en varias zonas, trabajaran junto a expertos en diferentes campos; las estrategias que les permitan hacer efectivas sus voces. 

De esta forma, mientras conseguimos transformaciones significativas, en Ponce, al igual que en los demás municipios donde Victoria Ciudadana tiene representación en las legislaturas municipales, buscaremos, parafraseando el proverbio, que a través de muchas acciones pequeñas de muchas personas logremos cambiar a nuestro país. 

-José A. Hernández Lázaro

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