COLOMBIA: HACIA UN HITO ELECTORAL EN 2022

Por: Dr. Dolcey Amador Fonseca – Santa Marta, Colombia

El año se ha iniciado con el ímpetu que proporcionan las proyecciones electorales de las diferentes tendencias políticas, que comenzaron a surgir desde la última mitad del año anterior, acompañadas de resultados de encuestas realizadas por las diferentes firmas que se disputan el prestigio en este campo estadístico. Dichos resultados mostraron desde sus inicios un declive del partido de gobierno, el Centro Democrático (CD). Este hecho condujo a que a su interior se replantearan estrategias para continuar en el poder utilizando el mecanismo de consulta interna. Los resultados no fueron favorables a los principales alfiles del líder natural del partido, el expresidente Uribe Vélez. Aunado a esto, los acontecimientos judiciales producto de grandes procesos de corrupción atribuidos a importantes miembros del partido CD y/o sus familiares y allegados, ha contribuido al descrédito de este grupo político que viene en desprestigio a pesar del apoyo descarado de los entes de control (Fiscalía, Contraloría, Procuraduría, Defensoría del pueblo) y el acompañamiento de la bancada del CD mayoritaria en el Congreso de la República. 

En este escenario de tanta turbulencia política e indignación popular, resurge con ímpetu huracanado la voz del líder del movimiento de la Colombia Humana, Gustavo Petro Urrego, como el intérprete de ese desaliento del pueblo colombiano. Su campaña electoral ha sido en la plaza pública con lleno total en los diferentes municipios del país, contrario al desprestigio que ha sufrido el expresidente utilizando la técnica del “volanteo” en regiones a lo largo y ancho del país. Se ha demostrado que la candidatura de la izquierda, en coalición con otras fuerzas progresistas, toma cada día más aliento y tiene preocupados a los sectores de centro, derecha y extrema derecha que ven en Petro el candidato a derrotar.

En este 2022, nos esperan dos procesos electorales ambos de igual importancia. El 13 de marzo elecciones para el Congreso de la República (Cámara y Senado) y una circunscripción especial denominada Cámara de la Paz, exclusivamente para el sector rural en diferentes municipios del país y a la que pueden aspirar candidatos que hayan sido reconocidos como víctimas del conflicto; producto de los acuerdos de La Habana entre el gobierno colombiano del presidente Juan Manuel Santos y la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Este proceso culminará con una consulta interna. Posteriormente, el 29 de mayo se llevará a cabo la primera vuelta para la elección presidencial y, en caso de ser necesario, la segunda, el 19 de junio.

A parte de la alianza PACTO HISTÓRICO liderada por Petro, otros partidos y movimientos que se disputan el favor del electorado son: Verde Oxígeno (Ingrid Betancourt), Creemos Colombia (Federico Gutiérrez), Nuevo liberalismo (Juan Manuel Galán), Centro Democrático (Oscar Iván Zuluaga), Partido Político Dignidad (Jorge Enrique Robledo), Liga de gobernantes anticorrupción (Rodolfo Hernández), Verdes por el cambio (Camilo Romero), Compromiso ciudadano (Sergio Fajardo) y Colombia tiene futuro (Alejandro Gaviria). Este arco iris electoral  no tiene definición clara en relación a una plataforma programática común tal vez en los resultados de las consultas que llevan a cabo puedan lograr alianzas que muestren con claridad su programa de gobierno.

De acuerdo con Hernando Gómez Buendía en “El año que nos espera”, “las elecciones que vienen son de Petro contra Petro. ¿Será que suma los votos suficientes para vencer el antipetrismo de gran parte de la población? También por eso su estrategia será combinar slogans que apelen a los inconformes con alianzas pragmáticas que añadan votos y diluyan el fantasma del castrochavismo que se pretende achacarle. Las otras campañas se reducen a escoger quién será el contrincante de Petro”.

Dado que el candidato Petro ha emergido como la gran esperanza electoral con futuro en La Casa de Nariño (Palacio presidencial), es pertinente dar a conocer en términos generales sus propuestas:

  1. Democratizar la riqueza, que los campesinos y los pequeños productores tengan los recursos y los saberes necesarios para producir por sí mismos.
  2. Canalizar los recursos del Estado para garantizar la educación gratuita y de calidad hasta el nivel superior.
  3. Eliminar las Empresas promotoras de Salud (EPS) y construir un sistema de salud público,  gratuito y de calidad.
  4. Implementar gradualmente energías limpias y el fortalecimiento de la agricultura y la industria,esa es la verdadera fuerza productiva del país.
  5. Crecimiento de la economía a partir de la gran capacidad de trabajo y del talento de los colombianos y colombianas, en producción agrícola e industrial y en la generación de conocimiento.
  6. Adelantar una política agraria orientada a que los campesinos puedan acceder a tierras propias y a capitales que le permitan producir.
  7. Comprar las tierras improductivas a los latifundistas y entregárselas a los campesinos.
  8. Aprobar una nueva reforma laboral que dignifique a los trabajadores otorgándole sus derechos y prestaciones. No a destajo.

 Es necesario tener en cuenta que el programa de la alianza diversa por El Pacto Histórico representa el clamor de los ciudadanos y ciudadanas que han sido desfavorecido(a)s durante largo tiempo y que pertenecen a los grupos minoritarios: negritudes, indígenas, estudiantes de estratos 1,2,3 y clase media, líderes sociales y ambientales, campesinos, mujeres, comunidad LGBTI, maestros, transportadores, vendedores ambulantes, trabajadoras sexuales, indigentes, y en general las poblaciones apartadas de los grandes centros poblacionales sin servicios públicos esenciales para medio subsistir.

Es indignante que los candidatos de los otros partidos y movimientos enarbolen la bandera anticorrupción cuando ellos han sido los grandes protagonistas de este flagelo que ha erosionado las arcas del Estado para beneficio particular incluyendo desfalcos en todos los ministerios del actual gobierno en alianza con los partidos que lo apoyaron. Se ha impuesto el gran capital, que financió mayoritariamente la campaña que llevó a la presidencia al presidente Duque y por lo cual la retribución no se hace esperar y fueron beneficiados con la política estatal de protección de las entidades bancarias, especialmente en época de pandemia y en pleno paro nacional.

El vacío moral de la política contemporánea tiene diversos orígenes. Uno es el intento de desterrar del discurso público toda noción de la vida buena. Con la esperanza de evitar las luchas sectarias, a menudo insistimos en que los ciudadanos(a)s dejen atrás sus convicciones morales y espirituales cuando entren en el ámbito público. Pero, a pesar de su buena intención la resistencia a admitir en la política argumentos sobre la vida buena prepararon el camino al triunfalismo del mercado y a la continuidad del razonamiento mercantil. (Sandel, p. 21 ,2014). 

Los arrolladores apoyos del pueblo colombiano al éxito de las protestas sociales en busca de reivindicaciones sociales durante el 2021 muestran un horizonte prometedor para que las fuerzas progresistas por fin triunfen en Colombia y marquen un hito histórico en el acontecer de la política nacional en pro de la recuperación de la moral y el restablecimiento del orden institucional cooptado por diferentes tipos de mafia que se incrustaron en el seno del gobierno nacional, territorial y local.

Referencias:

Gómez, B; H. (16 de enero 2022). “El año que nos espera”. El Espectador. Bogotá (Colombia).

Sandel; M, J. (2014). Lo que el dinero no puede comprar. Los límites morales del mercado. Barcelona (España): Random House Mondadori, S.A.

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