Por: Julio Álvarez
El Movimiento Victoria Ciudadana es como indica el subtítulo de nuestra revista, el pueblo organizado al rescate de sus instituciones. Una frase como esta es muy significativa. Encierra no sólo nuestras aspiraciones sino nuestras atribuciones: lo que nos creemos capaces de lograr.
¿Cómo lo logramos? El MVC reconoce en primer lugar que sólo el pueblo salva al pueblo. Por eso no se trata de un partido que busca juntar y representar a un sector. Nos hemos impuesto la misión de resolver problemas que afectan a cualquier ciudadano sin importar su preferencia de status político o su fe religiosa o su orientación sexual o si es trabajador o pensionado. El pueblo que sufre un abuso tras otro se autoconvoca y encuentra en el MVC un espacio inclusivo desde donde puede luchar.
Por eso celebramos la diversidad. La atribución de resolver los problemas del país depende de ello. El status territorial por ejemplo nos perjudica hoy más que nunca a ciudadanos estadistas, autonomistas e independentistas por igual. Los «plebiscitos» sin aval congresional no han resuelto nada. Proponemos entonces, ir juntos al Congreso a exigir que nos diga y nos ponga por escrito de una vez los tipos de relaciones que está dispuesto a llevar con Puerto Rico que sean dentro del marco del Derecho Internacional, dejando claro que menos que eso es inaceptable.
La diversidad que distingue al MVC debe ser inspiradora de confianza. Porque todos los que viven en carne propia los atropellos de una Reforma Laboral, de un sistema de Salud privatizado donde las aseguradoras deciden a base de sus ganancias a quien aprobar un tratamiento y a quien dejar morir, pueden sentirse identificados con nuestro movimiento. Si alguien abdica y se burla luego de la desgracia de otros, de lo que ninguna institución ha estado exenta jamás, nuestra agenda urgente (que es la que convoca) sigue presente, irrenunciable. La agenda urgente no es otra cosa que la justicia que el pueblo ha esperado por décadas.
En la historia de todos los países ha habido políticos que prometieron e incumplieron. Una persona a la que abordé explicándole las implicaciones de tener que esperar hasta un año a discreción del patrono para comenzar a acumular un solo día por enfermedad en el trabajo, me dijo que el MVC consiste de meras promesas. Le respondí que hay otros partidos donde NI SIQUIERA existe la promesa sino la oposición férrea a restituirle los derechos a los trabajadores. Pero el MVC no se ha limitado tampoco a prometer. Desde la Legislatura ha peleado y sigue peleando por esos derechos.
Nuestro activismo ha trascendido (como tiene que trascender) las paredes del Capitolio. Es la organización del pueblo en las calles, en las comunidades, y desde todos los foros disponibles llevando el mensaje de que el MVC no es una élite privada y privativa con privilegios que otros no tienen, que recibe sueldos millonarios a cambio de ser allegados al Gobierno mientras el obrero recibe macanazos por pedir más de $7.25 la hora.
Si crees en la equidad por encima de la diversidad, si crees en un movimiento que une en vez de dividir, el MVC puedes ser tú.
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