Editorial Año 1, volúmen 8

EDITORIAL

Son incorregibles… ¡no aprenden!

En las pasadas elecciones la ciudadanía intentó darle una lección política a los dos partidos, que por décadas han tenido el control del gobierno de Puerto Rico, negándose la mayoría de ella a darles su voto. Aproximadamente un 50% de las y los electores hábiles para votar no lo hicieron y cerca de un 35% de los que lo hicieron, prefirieron otras alternativas, sobre todo al Movimiento Victoria Ciudadana. El PNP vio descender el favor del electorado de 41.80% en 2016 a 33.24% en 2020; el PPD de 38.87% a 31.95%.  

Los ingenuos, que no conocen la naturaleza misma de los partidos tradicionales, los grandes intereses y las maquinarias que los dominan, quizás pensaron “ahora sí que aprenderán”. Unos cinco meses de gobierno compartido entre ellos, ya claramente demuestra que no han aprendido nada, porque son incorregibles. 

Fieles a su hábito de prometer y no cumplir, por un lado, el PNP, se negó a posponer como se había comprometido, la aprobación para estudiar con más detenimiento el contrato otorgado a LUMA, que resulta tan perjudicial para el pueblo de Puerto Rico. Apoyados por la Junta de Control Fiscal, se han empecinado en imponernos un contrato al que se oponen los más amplios sectores del país: industriales, profesionales, trabajadores, grupos religiosos, movimientos sociales y ecológicos, entre otros.

Por otro lado el PPD, el de un pasito para adelante y dos para atrás, igualmente incumpliendo a su promesa de campaña, dividido y enfrascado en luchas internas entre sectores menos y más conservadores, se niega a asumir, contrario a lo prometido en su campaña, una posición clara y firme, frente a temas como el prohibir las terapias de conversión y el de aprobar un nuevo código electoral. 

Frente a este ambiente de descomposición de los partidos tradicionales, el Movimiento Victoria Ciudadana continúa forjando una nueva manera de hacer política. Mantiene su acelerado proceso de consolidación de su nueva estructura organizativa y de gobernanza interna.  Participa protagónicamente en las luchas comunitarias y en la movilización en la calle junto a diversas colectividades.  Aprovecha y crea todas la formas de comunicación pública a su alcance  y se destaca como verdadera oposición en la legislatura nacional y las municipales por medio de sus 29 representantes. 

Queda meridianamente claro que la clase política de este país aún no aprende que el pueblo está cansado de sus mentiras, que sigan burlándose de nuestras precariedades mientras ellos derrochan el poco dinero que nos queda. Es hora que aprendamos nosotros como pueblo a decirles “nunca más”; a cambiar el voto castigo por el voto inteligente y por alternativas de progreso para Puerto Rico.